Lc 1,38). Por eso, haciéndome eco de la voz de los Padres, me dirijo a todos los fieles con las palabras de san Juan en su primera carta: «Os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Es la Inmaculada Concepción, la «llena de gracia» por Dios (cf. [320] Cf. En los últimos cuarenta años, el Magisterio eclesial se ha pronunciado en muchas ocasiones sobre estas materias. En efecto, la Palabra hacia la que estamos llamados a trascender es única. El Sínodo ha encomendado que se ayude concretamente a los seminaristas a ver la relación entre el estudio bíblico y el orar con la Escritura. [188] Cf. Sal 119; Pr 9,5). Entre las muchas iniciativas que se pueden tomar, el Sínodo sugiere que en los encuentros, tanto diocesanos como nacionales o internacionales, se subraye más la importancia de la Palabra de Dios, de la escucha y lectura creyente y orante de la Biblia. El Sínodo pide a las Conferencias Episcopales, donde sea oportuno y provechoso, que favorezcan encuentros de conocimiento recíproco entre cristianos y musulmanes, para promover los valores que necesita la sociedad para una convivencia pacífica y positiva.[379]. Escribirte una tarjeta de felicitación no es nada fácil ya que no hay mejor amigo que tú. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio. [231] En efecto, la palabra sólo puede ser pronunciada y oída en el silencio, exterior e interior. El modelo por excelencia es Cristo siervo, que vivió totalmente dedicado al servicio de Dios, por el bien de los hombres». 121. En un mundo que considera con frecuencia a Dios como algo superfluo o extraño, confesamos con Pedro que sólo Él tiene «palabras de vida eterna» (Jn 6,68). La revelación privada es una ayuda para esta fe, y se manifiesta como creíble precisamente cuando remite a la única revelación pública. Al mismo tiempo, no dejamos de levantar nuestra voz para que los gobiernos de las naciones garanticen a todos la libertad de conciencia y religión, así como el poder testimoniar también públicamente su propia fe. Además, deseo llamar la atención de todos sobre la importancia de defender y promover los derechos humanos de cada persona, fundados en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y que, como tales, son «universales, inviolables, inalienables». mas considero como persona que las cosas pasan por algo no pasan por pasar todo ser humano esta creado con un … Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana... Queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Teniendo en cuenta este horizonte, se pueden apreciar mejor los grandes principios de la exegesis católica sobre la interpretación, expresados por el Concilio Vaticano II, de modo particular en la Constitución dogmática Dei Verbum: «Puesto que Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras». En continuidad con la importante obra del Venerable Juan Pablo II, confío en que las relaciones inspiradas en la confianza, que se han establecido desde hace años entre cristianos y musulmanes, prosigan y se desarrollen en un espíritu de diálogo sincero y respetuoso. [316] Cf. Para restablecer la articulación entre los diferentes sentidos escriturísticos es decisivo comprender el paso de la letra al espíritu. en lengua española (16 mayo 2009), 11. Tampoco se ha de olvidar, por lo que se refiere al sacramento de la Unción de los enfermos, que «la fuerza sanadora de la Palabra de Dios es una llamada apremiante a una constante conversión personal del oyente mismo». [204] Como es sabido, mientras que en la tradición latina el Evangelio lo proclama el sacerdote o el diácono, la primera y la segunda lectura las proclama el lector encargado, hombre o mujer. De hecho, en muchas grandes tradiciones religiosas se encuentran testimonios de la íntima unión entre la relación con Dios y la ética del amor por todos los hombres. [39] Audiencia General (15 abril 2009): L’Osservatore Romano, ed. Y es mucho lo que podemos hacer juntos por la paz, por la justicia y por un mundo más fraterno y humano».[144]. Por eso, el Sínodo de los Obispos ha reiterado más de una vez la importancia de la pastoral en las comunidades cristianas, como ámbito propio en el que recorrer un itinerario personal y comunitario con respecto a la Palabra de Dios, de modo que ésta sea realmente el fundamento de la vida espiritual. 116. En todo esto encontramos también lo que la tradición filosófica llama «ley natural». Ecum. Mt 25,31-46). [246], g) Especial atención a los discapacitados de la vista y el oído, 71. Se ha hablado justamente de una sinfonía de la Palabra, de una única Palabra que se expresa de diversos modos: «un canto a varias voces». Otra consecuencia que se desprende de una adecuada hermenéutica de la fe se refiere a la necesidad de tener en cuenta sus implicaciones en la formación exegética y teológica, particularmente de los candidatos al sacerdocio. Por eso, el Sínodo recomienda promover una adecuada formación según los principios de la Doctrina social de la Iglesia. Por tanto, se deberá poner el máximo cuidado para que en la vida de los seminaristas se cultive esta reciprocidad entre estudio y oración. Dios ha creado al hombre para la felicidad y para la vida, mientras que la enfermedad y la muerte han entrado en el mundo como consecuencia del pecado (cf. Jn 1,14), que vino a cumplir la voluntad del que lo había enviado (cf. Hb 13,15). En este sentido, conviene valorar los cantos que nos ha legado la tradición de la Iglesia y que respetan este criterio. Muchas felicidades y espero que disfrutes de este día tanto o más que nosotros contigo. [96] Y también han manifestado sincera gratitud a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica que, en estrecha relación con la Congregación para la Doctrina de la Fe, han ido dando en estos años y siguen dando su cualificada aportación para afrontar cuestiones inherentes al estudio de la Sagrada Escritura. Sin embargo, es importante que toda modalidad de anuncio tenga presente, ante todo, la intrínseca relación entre comunicación de la Palabra de Dios y testimonio cristiano. La revelación de Dios Padre culmina con la entrega por parte del Hijo del don del Paráclito (cf. Y, según sus posibilidades, las diócesis mismas brinden oportunidades formativas en este sentido para los laicos con particulares responsabilidades eclesiales.[283]. [2] A lo largo de toda su historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su fuerza, y la comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios. [40], Dimensión escatológica de la Palabra de Dios, 14. [9] Juntos hemos escuchado y celebrado la Palabra del Señor. La realidad, por tanto, nace de la Palabra como creatura Verbi, y todo está llamado a servir a la Palabra. [156] Éstas celebraciones favorecen la causa ecuménica y, cuando se viven en su verdadero sentido, constituyen momentos intensos de auténtica oración para pedir a Dios que venga pronto el día suspirado en el que todos podamos estar juntos en torno a una misma mesa y beber del mismo cáliz. Por tanto, deseo elevar a Dios con toda la Iglesia un himno de alabanza por el testimonio de muchos hermanos y hermanas que también en nuestro tiempo han dado la vida para comunicar la verdad del amor de Dios, que se nos ha revelado en Cristo crucificado y resucitado. Mediante este don de su amor, supera toda distancia y nos convierte en sus «partners», llevando a cabo así el misterio nupcial de amor entre Cristo y la Iglesia. [176] Conc. [121] Pero se ha de recordar que en la época patrística y medieval cualquier forma de exegesis, también la literal, se hacía basándose en la fe y no había necesariamente distinción entre sentido literal y sentido espiritual. [300] En esta perspectiva, la lectura de la Palabra de Dios nos ayuda en el camino de penitencia y conversión, nos permite profundizar en el sentido de la pertenencia eclesial y nos sustenta en una familiaridad más grande con Dios. Él está en el principio y en el fin, y «todo se mantiene en él» (Col 1,17). Hay que reconocer que en los últimos decenios ha aumentado en la vida eclesial la sensibilidad sobre este tema, de modo especial con relación a la Revelación cristiana, a la Tradición viva y a la Sagrada Escritura. Dice san Agustín: «La plenitud de la Ley y de todas las divinas Escrituras es el amor... El que cree, pues, haber entendido las Escrituras, o alguna parte de ellas, y con esta comprensión no edifica este doble amor de Dios y del prójimo, aún no las entendió». Nos corresponde a nosotros la responsabilidad de transmitir lo que, a su vez, hemos recibido por gracia. Sugerencias y propuestas concretas para la animación litúrgica. Conc. Cuántos pueblos tienen hoy hambre y sed de la Palabra de Dios, pero, desafortunadamente, no tienen aún un «fácil acceso a la sagrada Escritura»,[372] como deseaba el Concilio Vaticano II. Es una relación fecunda, atestiguada ampliamente en la historia de la Iglesia. [125] Discurso al mundo de la cultura en el Collège des Bernardins de París (12 septiembre 2008): AAS 100 (2008), 726. Él personalmente. Hagamos silencio para escuchar la Palabra de Dios y meditarla, para que ella, por la acción eficaz del Espíritu Santo, siga morando, viviendo y hablándonos a lo largo de todos los días de nuestra vida. Ap 1,5; 3,14), testigo de la Verdad (cf. Se ha de encontrar la manera de que el estudio de la Sagrada Escritura sea verdaderamente el alma de la teología, por cuanto en ella se reconoce la Palabra de Dios, que se dirige hoy al mundo, a la Iglesia y a cada uno personalmente. Cristo, Palabra de Dios encarnada, crucificada y resucitada, es Señor de todas las cosas; él es el Vencedor, el Pantocrátor, y ha recapitulado en sí para siempre todas las cosas (cf. En el misterio pascual se cumplen «las palabras de la Escritura, o sea, esta muerte realizada “según las Escrituras” es un acontecimiento que contiene en sí un logos, una lógica: la muerte de Cristo atestigua que la Palabra de Dios se hizo “carne”, “historia” humana». [361] Por eso, junto a los Padres sinodales, deseo agradecer a los católicos que, con competencia, están comprometidos en una presencia significativa en el mundo de los medios de comunicación, animándolos a la vez a un esfuerzo más amplio y cualificado.